lunes, 6 de enero de 2014

"Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo"

Fue sin querer queriendo. La cita de Wittgenstein está expresada en singular -el límite de mi lenguaje es el límte de mi mundo-, pero ese mundo unidimensional choca frontalmente con el que percibe un servidor. Filósofo, ingeniero, lingüista y lógico, según cuenta Wikipedia. Pero lo más preocupante no debería ser el hecho de que yo busque información en la Wiki, que también, sino el hecho de que un hombre con tales conocimientos tenga una concepción tan simple de todo lo que nos rodea, más allá del significado de la frase. No me cabe en la cabeza.

El bueno de Ludwig no vivió hace mucho -murió el año I d.Maracanazo-, lo que me lleva a pensar que igual mi padre tenía razón y que cuando él era joven y jugaba al fútbol de sol a sombra, las cosas eran bien distintas. Hoy en día, el mundo 2.0, al igual que cualquier actualización en nuestros smartphones, empieza a dejar atrás a su versión anterior, que viene siendo aquel mundo simplón, de ritmo pausado, canchero. Alguno sigue preguntándose por qué los humanos nos hemos complicado tanto la vida si nos sobraba con aquella máxima de nacer, crecer y reproducirse, pero el caso es que Internet ha acelerado nuestros tiempos de tal forma que la competencia se ha globalizado, y si en vez del Chrome usas el Explorer, ya has llegado tarde. 

Foto de Wikipedia de Ludwig Wittgenstein. A veces se encuentran cosas interesantes, todo es cuestión de 'masticar' bien | Foto: Ben Richards
En definitiva, un mundo más complejo donde si te encuentras un solo límite quiere decir que te están timando o que has tenido más suerte que Países Bajos contra Brasil. Todos los caminos llevan a Brasil, pero no nos desviemos.

Nuestro mundo 2.0 también ha metido mano en el contenido de la cita, como no podía ser de otra manera. Pese a que el mundo tal y como lo conocía Wittgenstein ha evolucionado -nunca mejor dicho-, creo que de haber sido vecino del austriaco habría discrepado igualmente. Porque realmente, nuestros mundos particulares se basan en la imaginación. Y ya sabéis, la imaginación no tiene límites, en plural. ¿Y cuál es el cambio respecto a 1951? Básicamente, que tu mundo puede ser todo lo grande y maravilloso que tu quieras, pero si no es relevante, a nadie le importa. Irónicamente, Ludwig ha enunciado algo que es más contemporáneo sesenta y tres años después de su muerte que en el momento en que la enunció. Como un cuadro de van Gogh, que no es poco.

Un alto ritmo de vida exige sacrificar otras cosas, muchas de ellas relacionadas con el ocio o las horas de sueño. Porque si algo no ha conseguido Internet es que un día tenga más de veinticuatro horas. Tiempo al tiempo. A lo que iba: menos tiempo equivale a información más comprimida, ágil, directa, masticada para el ciudadano de a pie. Hacer las cosas simples en un mundo complejo, tiene sentido. En lo que concierne a la cita, ya no solo es el límite de tu lenguaje lo que trasciende, sino hasta donde lleguen tus palabras. Otra vez los límites. El problema ya no es tanto que tu mundo se quede pequeño -que también- sino que el que te mastica la información no suela lavarse los dientes. Pero ya sabéis, ojos que no ven, corazón que no siente. Felices fiestas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario